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LAS EMOCIONES NOS DISPONEN A LA ACCIÓN




Las emociones son una parte intrínseca de nuestra experiencia humana y juegan un papel fundamental en nuestra disposición a la acción. Cuando experimentamos emociones intensas, ya sean positivas o negativas, estas pueden influir en nuestra forma de pensar, comportarnos y tomar decisiones.


Las emociones positivas, como la alegría, el amor o la gratitud, nos predisponen a la acción de una manera constructiva. Nos sentimos motivados, energizados y dispuestos a participar en actividades que refuercen esas emociones positivas. Por ejemplo, si nos sentimos felices, es más probable que nos involucremos en actividades sociales, busquemos nuevas oportunidades o nos desafiemos a nosotros mismos.


Por otro lado, las emociones negativas, como el miedo, la tristeza o la ira, también nos predisponen a la acción, pero de una manera diferente. Estas emociones pueden desencadenar respuestas de lucha o huida, impulsándonos a tomar medidas para protegernos o resolver situaciones problemáticas. Por ejemplo, si sentimos miedo, es natural que busquemos seguridad y evitemos situaciones que consideremos peligrosas.


Es importante destacar que nuestras respuestas emocionales pueden variar según el contexto y nuestras experiencias individuales. Lo que puede motivar a una persona a actuar puede no tener el mismo efecto en otra. Además, nuestras emociones pueden interactuar entre sí y afectar nuestras decisiones de manera compleja.


Estas emociones también son muy importantes a la hora de que un comensal se decida por uno u otro restaurante. La información que demos de a través de las redes sociales o por cualquier otro medio, influye en cómo se predispone a recibir la experiencia gastronómica, y eso hará que las garantías de éxito sean mayores. No basta con cubrir sus expectativas, se trata de superarlas y crear momentos que se anclen en la memoria para formar parte de sus historias personales y deseen compartir con otros intervinientes.


Un restaurante es un espacio multisensorial y creativo donde se conjugan las ganas de comer con las emociones positivas que se trasmiten durante la experiencia. Influir de forma ética y consciente en esas emociones, es hoy en día parte inseparable de la labor de hostelero como fórmula de adaptación a la Nueva era del Comensal.


Para resumir, las emociones nos predisponen a la acción al influir en nuestro estado de ánimo, motivación y comportamiento. Ya sea que experimentemos emociones positivas o negativas, estas pueden impulsarnos a participar en diferentes actividades y tomar decisiones basadas en nuestras respuestas emocionales. Comprender cómo las emociones influyen de nuestros comensales nos permite ser más conscientes de nuestras acciones y tomar decisiones para crear y diseñar experiencias memorables, únicas e inimitables.


Carmelo Martín

Autor y Mentor

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